Una señora le dice a otra: – Mi hijo deja a todos con la boca abierta. Y su amiga muy impresionada le pregunta: – ¿Y qué hace su hijo? Y la señora le responde: – Mi hijo es dentista.
Una francesa se lo hace estirar todo: la nariz, la piel de la cara, etc… Finalmente, el cirujano le pregunta: – ¿Desea la señora algo más? – Sí. Quisiera tener los ojos más grandes y expresivos. – Nada más fácil, señora. Enfermera: ¡traiga la cuenta, por favor!
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