Un hombre entra desesperado a una farmacia y le pregunta al farmacéutico:
– ¿Tendrá usted algo para la diarrea?
El farmacéutico era nuevo en el negocio y rápidamente le ofreció el primer medicamento que encontró. El señor le paga y sale corriendo como una bala de la farmacia.
Más tarde el farmacéutico se da cuenta que por un error gravísimo le dio al señor un medicamento para los nervios. Horas después el hombre vuelve a la farmacia. Entonces, el farmaceutico, al verlo, le dice:
– Perdone caballero, pero ha habido una terrible confusión y le he dado las pastillas que no eran, dígame, ¿se encuentra usted bien?
– Claro, contesta el señor, estoy tranquilo, completamente cagado, pero tranquilo.
Se bebe mi veneno
Un señor de mediana edad lleva una hora sentado en un bar mirando la copa sin beberla, cuando llega un camionero alto y gordo y se bebe la copa de un solo trago. El pobre hombre se echa a llorar, y el camionero le dice:
– ¡Vamos, buen hombre, era solo una broma, ahorita le pido otra copa!
El señor le contesta:
– No, no es eso, es que hoy ha sido el peor día de mi vida. Primero, llego tarde al trabajo y me despiden. Luego, al llegar donde había dejado mi coche, veo que me lo habían robado. Camino hacia mi casa y veo a mí mujer liándose con otro hombre, y me vengo al bar, y cuando por fin iba a terminar con todo esto, llega usted y se bebe mi veneno.